Reinventar los cuidados: Hacia el fin del trabajo reproductivo gratuito
¡Hola, hermanas del Círculo!
Hoy quiero hablar de algo que nos atraviesa a todas, aunque a veces no lo pongamos en palabras: los cuidados. Ese trabajo invisible y desvalorizado que sostiene la vida, pero que el sistema capitalista sigue explotando sin reconocer. Cuidamos porque es necesario, porque sin cuidados no hay vida. Pero, ¿por qué sigue recayendo sobre nosotras de forma tan desigual? Llevamos décadas hablando de corresponsabilidad, de justicia y de reinventar los cuidados desde una perspectiva diferente y parece que nada cambia.
Desde pequeñas nos han contado que cuidar es "natural" en las mujeres. Que somos más empáticas, que tenemos "instinto maternal", que se nos da mejor gestionar la casa y atender a otras personas. Se trata de estereotipos, roles y mandatos de género, puras mentiras construidas para justificar la explotación de nuestro tiempo y nuestra energía. No nacemos sabiendo cuidar. Aprendemos porque se nos exige, mientras que a los hombres se les exime de esa responsabilidad. Nada justifica que el 70% de las horas dedicadas al trabajo doméstico no remunerado recaiga en las mujeres (EIGE, 2021).
Y esto tiene consecuencias reales y devastadoras para nosotras. La falta de corresponsabilidad de los hombres no es solo una cuestión de "equidad doméstica"; es una cuestión de salud, de justicia y de derechos.
Si los hombres no cuidan, las mujeres cargamos con el peso. ¿El resultado? Estrés crónico, ansiedad, problemas musculares, falta de sueño. La carga mental de tener que organizarlo todo (¿quién necesita qué?, ¿cuándo hay que hacer la compra?, ¿qué día tiene cita la criatura en pediatría?) nos consume. Y no solo nos enferma: nos roba tiempo. Tiempo para descansar, para socializar, para hacer política, para lo que nos dé la gana.
Y aquí entramos en el impacto laboral. La desigualdad en los cuidados hace que las mujeres sean mayoría en los empleos a tiempo parcial. En torno al 75% de estos empleos en España están en manos de mujeres, según la encuesta de población activa del Instituto Nacional de Estadística (INE). Muchas veces no es una elección, sino una imposición y es que, tal y como señala el estudio Análisis sociales. Mujeres y hombres en España (INE, 2022), el 52% de las mujeres que trabajan a tiempo parcial en nuestro país lo hacen porque no se les ha ofrecido un empleo a jornada completa.
Además, el 85% de las excedencias que, recordemos, son permisos no retribuidos, las solicitan mujeres mientras que el 95% de los hombres rechaza conciliar si tiene un coste económico, es decir, que no están dispuestos a hacer uso de los permisos para la conciliación si no están retribuidos entre un 80-100% de sus salarios. Pero no sólo es que las mujeres tengamos que renunciar a nuestros ingresos y nuestra independencia económica para cuidar, es que en España uno de cada cinco hombres cree que quedarse en casa para cuidar de los hijos e hijas le hace menos hombre. En fin, la masculinidad.
¿Consecuencia? Menos ingresos entre las mujeres, menos posibilidades de ascenso (sólo el 40% de los puestos directivos están ocupados por mujeres), pensiones más bajas y brecha salarial. Por lo tanto, esto no solo limita y precariza nuestros empleos, sino que perpetúa la desigualdad entre hombres y mujeres, dificultando nuestra independencia financiera y reforzando la feminización de la pobreza.
Los cuidados sostienen el sistema (y nosotras lo sabemos bien)El capitalismo se sostiene porque alguien se encarga de que cada día haya ropa limpia, comida en la mesa y personas sanas listas para producir. Y ese "alguien" somos nosotras; amiga, date cuenta. Si un día dejáramos de realizar esos cuidados gratuitos, el sistema colapsaría. Sin nosotras, no habría producción, porque la gente enfermaría, los bebés no podrían subsistir, las personas mayores quedarían desatendidas. No tendríamos qué comer, nuestras casas se llenarían de suciedad y las enfermedades proliferarían. Pero claro, todo esto no lo ve el mercado, porque los cuidados no cotizan en bolsa.
La corresponsabilidad no es que los hombres "ayuden" en casa (¡basta ya de esa idea de la ayuda opcional porque la responsabilidad es nuestra!). Se trata de asumir que cuidar es una responsabilidad de todas y todos, y de reconocer que el trabajo de cuidados es la base invisible sobre la que se sostiene toda la producción. El cuidado es trabajo reproductivo, el trabajo que permite la reproducción de la fuerza laboral y que, sin embargo, ha sido históricamente desvalorizado y gratuito. En otras palabras, el capitalismo se alimenta de la explotación de los cuidados no remunerados, principalmente realizados por mujeres, lo cual perpetúa tanto el patriarcado como la explotación económica.
Pero no podemos quedarnos solo en la corresponsabilidad individual. Es necesario transformar la forma en que organizamos el cuidado en la sociedad, para que deje de ser una carga que recae en la mitad de la población y se convierta en un derecho colectivo. Esto es lo que propongo:
Exigir políticas públicas que redistribuyan los cuidados:
Necesitamos servicios de atención infantil accesibles y de calidad, permisos de maternidad y paternidad intransferibles, y atención domiciliaria para personas mayores. Esto no solo aliviará la carga individual, sino que cuestionará el modelo en el que el trabajo de cuidados se subvenciona con la labor gratuita de las mujeres. Se trata de reconocer el valor real del trabajo reproductivo y de integrarlo en la economía formal.Valorar los cuidados como trabajo real y esencial:
Mejorar las condiciones laborales de quienes trabajan en sectores de cuidados—que en su mayoría son mujeres y muchas migrantes—es fundamental. Esto implica garantizar derechos laborales, aumentar salarios y reconocer su valor. Es una reivindicación directa de que el cuidado, por su importancia social y económica, debe ser tratado como cualquier otro trabajo remunerado.Fomentar comunidades de cuidado:
Redes vecinales, bancos de tiempo, cooperativas de crianza… son iniciativas que rompen con el individualismo impuesto por el capitalismo. En una sociedad donde el cuidado es compartido, se debilita la lógica de la explotación y se fortalece el tejido comunitario. Así, el cuidado se transforma de una carga invisible en una práctica colectiva y visible, que beneficia a toda la comunidad.Cuestionar el modelo de producción:
Un sistema que exprime hasta el último segundo de nuestra vida sin dejarnos espacio para cuidar o ser cuidadas es insostenible. El modelo capitalista se apoya en el trabajo no remunerado de cuidados, lo que permite que la producción se lleve a cabo a bajo costo. Es hora de repensar la organización del tiempo, del trabajo y de la vida, y construir alternativas que prioricen el bienestar colectivo sobre la mera acumulación de capital.Exigir a los hombres sus responsabilidades: Los cuidados no pueden seguir siendo solo trabajo de mujeres. Ya basta de excusas y de dejar todo en nuestras manos. Si ellos siguen esquivando sus responsabilidades, no solo perpetúan una desigualdad brutal, sino que también refuerzan un sistema que se beneficia de nuestra sobrecarga. Exijamos de todas las maneras que sean necesarias la corresponsabilidad en casa y en lo público. Que asuman su parte, que se involucren y que, por fin, dejen de evadir lo que les toca hacer. La alternativa, si no, es unirse al movimiento 4B.
Reinventar los cuidados, desde esta perspectiva, es un acto revolucionario. No es simplemente redistribuir tareas en el hogar, sino cuestionar todo un sistema que se beneficia de la explotación del trabajo reproductivo. Es decir, cuidar no es un acto individual, sino una estrategia política para transformar nuestra sociedad. Es un llamado a romper con el modelo que nos encadena, a reconocer que el cuidado es la base de la vida y que, sin él, el sistema se desmorona.
Cuidar no es un "acto de amor" desinteresado cuando se espera que solo las mujeres lo hagan, mientras otros disfrutan del tiempo libre sigue sin haber igualdad de oportunidades para las mujeres. Exijamos que los cuidados sean reconocidos como el pilar fundamental que son.
¿Y tú, hermana, cómo crees que podemos reinventar los cuidados? Comparte tus ideas y experiencias en los comentarios .
Nos seguimos cuidando.
💜
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