10 planes para un junio en conexión con la naturaleza
¡Hola, hermanas del Círculo!
Junio ya está aquí, y con él llega el cambio de ritmo que marca el sol en su punto más alto. Los días se alargan, la vida parece expandirse y la naturaleza se llena de colores... Es momento de frenar el ritmo productivista y pensar colectivamente, priorizando el bienestar, el equilibrio y la conexión.
Junio es una puerta abierta al verano, un tiempo para disfrutar del aire libre, pero también para reconectar con lo local, lo cercano y lo real. A medida que las fiestas, ferias locales y celebraciones empiezan a proliferar, podemos preguntarnos cómo queremos vivir estos meses y qué necesitamos realmente para estar bien. ¿Qué nos apetece hacer este verano? Y de eso que nos apetece, ¿qué podemos hacer?
Aquí te comparto 10 ideas y planes para un junio más consciente, alejados del consumo rápido, y más cercanos al ritmo de la tierra y de nuestra propia energía.
En junio suelen celebrarse muchas ferias del libro en pueblos y ciudades, como la de Bilbao. Es una excusa perfecta para apoyar editoriales independientes, descubrir autoras locales, encontrar pequeñas joyas literarias y conectarnos con el tejido cultural de nuestro entorno. Es también una manera de fomentar un consumo responsable: en lugar de comprar en grandes plataformas, apostar por librerías de barrio o directamente por las editoriales alternativas.
El buen tiempo me invita a salir. Leer bajo un árbol, en una terraza tranquila o sobre una manta en el césped es una forma de reconectar contigo misma, sin pantallas ni distracciones. Este pequeño gesto convierte el acto de leer en un ritual.
3. Celebrar el Orgullo desde la memoria y la lucha
Para mí, el Orgullo LGTBIQ+ no es una fiesta de colores. Es memoria, historia y resistencia. Este mes podemos acercarnos a su verdadero significado revisando documentales, biografías o novelas que narren luchas queer. Participar en las manifestaciones también es una forma de reconocer todo lo que aún queda por hacer. Apoyar al colectivo LGTBIQ+, difundir voces disidentes y no caer en el pinkwashing es parte del compromiso.
Las ferias rurales, los mercados de productos de temporada y los eventos artesanales son una manera estupenda de apoyar modelos de vida más sostenibles. Comprar directamente a quienes producen permite recuperar ese vínculo que muchas veces perdemos con los alimentos, los objetos y sus procesos de elaboración. Hablar con quien cultiva, crea o transforma, puede abrirnos nuevas miradas.
En la antigua Roma, junio era el mes de las Vestalias, fiestas dedicadas a la diosa Vesta y al fuego del hogar. Podemos inspirarnos en esta tradición para reconectar con nuestro espacio doméstico, no desde la obligación, sino desde el cuidado y el ritual. Encender una vela, cocinar una receta familiar, limpiar con intención… Recuerda que Juan Roig quiere convencernos de que cocinar en casa no tiene futuro, con el único objetivo de obtener beneficios de la venta de comida prefabricada. Al contrario, defendamos la cocina casera.
El campo está en su máximo esplendor en esta época. Aprovecha las largas horas de luz para caminar con los cinco sentidos activados: observa los colores, huele las flores, escucha los insectos, las mariposas... No se trata (sólo) de hacer deporte, sino de estar presente. Caminar sin objetivos puede ser una forma de meditación y una herramienta muy poderosa para gestionar el estrés.
Si eres de las que disfruta de los pequeños rituales y te gusta la decoración, montar un altar con elementos del verano (flores secas, frutas, conchas, fotos, velas) puede ayudarte a sentirte parte del ciclo natural. No me refiero a nada religioso ni complicado: basta con que represente lo que el verano es para ti, o lo que te gustaría que fuera.
El verano también es tiempo de comunidad. En esta época florecen también talleres en plazas, huertos urbanos, jornadas feministas, concursos gastronómicos, comidas populares... Participar en espacios colectivos nos ayuda a romper con el aislamiento y a imaginar otras formas de estar en el mundo.
Junio marca el final del primer semestre y, para muchas, el fin del curso. Es un buen momento para parar y mirar hacia atrás: ¿He aprendido algo de la vida estos meses? ¿Hay alguna mierda capitalista que pueda sacudirme? Si eres de las que te gusta hacer balance, aprovecha. Y si no, pues sigue con tu vida.
En lugar de llenarlo de obligaciones, igual estaría bien preguntarme qué es lo que necesito. Yo lo tengo claro: Necesito más descanso, más actividad y ejercicio al aire libre, más lectura, más tiempo a solas, más mar. Bueno, intentaré planificar mi vida en torno a esto (que no es fácil, ya lo sé). Pero quiero seguir intentándolo siendo consciente de que no puedo tenerlo todo.
Este mes, más que flipar llenando todo el tiempo con actividades, voy a tratar de vivirlo con presencia y escuchando mis necesidades. ¿Tienes algún ritual o costumbre especial para este mes? ¿Cómo vives tú el inicio del verano? Me encantará leerte en comentarios o en redes. Y si te ha inspirado este post, ¡compártelo con alguien que también quiera vivir un junio más consciente!
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