Qué hacer en verano sin arruinarte: Guía absurda de planes estivales

 ¡Hola, hermanas del Círculo!

El verano para mi no es solo una estación: es una promesa. Una promesa de sal, sol, siestas, y sandía... Una promesa que casi nunca se cumple; luego os cuento por qué. El verano es, para mí, el respiro que justifica los otros tres cuartos del año.

Después de meses encerradas en oficinas, casas, transportes y abrigos, por fin llega el momento en el que salir al exterior no es para mí un castigo, sino un lujazo. Porque, seamos claras, en la costa de Bizkaia el verano es diferente. Tenemos un verano atlántico, lo que significa que puede llover torrencialmente el 15 de agosto, que los días de sol hay que cazarlos al vuelo y que llevar chaqueta en el bolso no es de locas, sino de listas.

Pero cuando sale el sol… ¡ay, cuando sale el sol! Todo cambia. El mar brilla, las playas se llenan, las terrazas se conquistan. Poder estar al aire libre sin helarte, poder bañarte en el mar sin convertirte en una estatua de hielo, poder salir de las cuatro paredes del trabajo o de casa y respirar… Eso es el verano aquí. Y si encima puedo permitirte pasar un mes entero sin trabajar, ya puedo considerarme oficialmente en el paraíso (aunque llueva).

En la naturaleza, el verano es el momento de mayor expansión: los días son largos, las flores están increíbles, los animalillos están activos, la tierra empieza a dar sus mejores frutos. Es un tiempo de luz, de gozo, de estar fuera

Así que, sin más dramas climáticos ni existenciales, aquí va una buena lista de planes que, para mí, capturan la esencia del verano. Ojo: no es un bingo donde tengamos que tacharlo todo. Es más bien un intento (ingenuo pero ilusionado) de hacer de estos meses algo un poco especial.


🧺 PLANES AL AIRE LIBRE (o cómo reconectar con el mundo sin pantallas)

  • Hacer un picnic en un merendero con mantel de cuadros, servilletas volando y hormigas.
  • Pasar un día sola en la playa sin hablar con nadie, salvo conmigo misma.
  • Ir a todas las fiestas locales que pueda. Bonus si hay gigantes y cabezudos o txoznas.
  • Comer pizza en una terraza con vistas, aunque sea al contenedor de reciclaje.
  • Pasear por la playa con los pies en el agua y el corazón en las nubes.
  • Nadar en el mar  como si fuera una sirena, o una ballena varada. 
  • Recoger conchas para mi colección y no sentir vergüenza por ser esa persona.
  • Ir a ver las Perseidas en agosto y pedir deseos absurdos mirando al cielo.
  • Quedarme a ver anochecer en la playa como si fuera la protagonista de una novela.
  • Bailar bajo una tormenta. O, al menos, mojarme sin que me importe.
  • Visitar todas las barracas de fiestas por el puro placer de ver cosas bonitas y comer patatas fritas de churrería en vasos de plástico.

🍉 PLANES GASTRONÓMICOS (porque el verano se come)

  • Comer fruta de temporada como si fuera una ninfa del huerto. No hay fruta más rica para mí que la del verano
  • Alimentarme a base de gazpachos como si no hubiera un mañana.
  • Comer helados todos los fines de semana o cuando me dé la real gana.
  • Desayunar en la terraza siempre que sea posible y fingir que estoy en un hotel rural con encanto, aunque no salga de mi pueblo.
  • Tomar té frío a todas horas. Y si lleva algo de alcohol, no vamos a juzgar.
  • Hacer limonada casera como en las pelis, pero sin incluir a criaturas vendiéndola por 50 céntimos en la calle. Estamos contra el trabajo infantil.

📚 PLANES CREATIVOS Y CULTURALES (o cómo cultivar el alma mientras sudas -de todo-)

  • Actualizar el panel de verano en Pinterest como si fuera a hacer algo con esas ideas.
  • Hacer un ambientador casero que huela a verano: cítricos, lavanda, o lo que tenga por casa.
  • Hacer una lista de lecturas para este verano y luego ignorarla completamente si me da la gana.
  • Leer, leer y leer. En la playa, en la cama, en el tren, en el baño.
  • Ver una peli en la cama con el proyector, una sábana vieja y arrugada en la pared y palomitas.
  • Hacer una lista de canciones del verano para recordar veranos pasados, errores incluidos.

🧜‍♀️  PLANES ESTÉTICO-EXISTENCIALES (para cuando quieres sentirte personaje)

  • Hacerme trenzas en el pelo y pensar en sirenas mientras me arranco por Florence + The Machine
  • Ponerme pulseras y collares de conchas sin vergüenza ninguna.
  • Hacer fotos de todo para guardar recuerdos… aunque no las vuelva a mirar nunca más.
  • Pasar el mayor tiempo posible fuera. Literal y metafóricamente.
  • Declarar un día oficial de no hacer nada.
  • Dedicar un día a celebrar un Summerween, el Halloween con chanclas.

En fin, hermanas... Nadie necesitamos cumplir con una lista como esta. No hay nota final, ni diploma de “veraneante oficial”. Haz lo que te apetezca, cuando te apetezca. Pero si te animas a hacer alguno de estos planes —o si tienes otros que añadir a la lista—, cuéntamelo en los comentarios y lo sumamos a la guía colectiva.

El verano no es para hacer más cosas, sino para ser un poco más tú.

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