Clase y privilegio en Gilmore Girls: lo que no vemos tras el humo del café
¡Hola, hermanas del Círculo!
Llega septiembre, y aunque el otoño no empieza hasta finales de mes, aquí la lluvia ya se ha instalado, el aire es más fresco y las calles se ha llenado de hojas secas. Es tiempo de sacar la mantita, prepararse bebidas calentitas y sumergirse en esas series que evocan el otoño. Y, para muchísimas personas, una de ellas es Gilmore Girls.
Confieso que durante años no me llamó nada la atención, pero hace un par de temporadas me lancé: internet estaba lleno de imágenes otoñales de Stars Hollow, gorritos de lana, cafés humeantes y una promesa de personajes entrañables. Así que me animé a verla.
El resultado: terminé la serie con esfuerzo y una opinión que choca con el amor incondicional que veo en redes. Así que aquí estoy, a riesgo de que me caigan tomates digitales, para contaros por qué creo que Gilmore Girls no es la bonita y sencilla historia que tantas ven, y por qué Rory Gilmore en realidad no es la heroína luminosa que nos quisieron vender. Aviso de spoilers de toda la serie.
Todo arranca con Emily y Richard Gilmore, matrimonio de alta sociedad podrido de pasta. Richard es el hombre de negocios encargado de sostener el estatus económico. Emily, la perfecta anfitriona que dedica su vida a mantener las apariencias y el status social: organiza galas, cenas, se codea con la élite... todo ese trabajo invisible que sostiene a las familias bien y que, por supuesto, jamás se reconoce como tal ni se remunera.
Su hija, Lorelai, rompe el guion familiar quedándose embarazada con 15 años. Chris, el padre de la criatura, resulta ser otro niño rico inmaduro que nunca dejará de comportarse como un adolescente y que tendrá una relación intermitente con Lorelai durante las ocho temporadas. En fin, escándalo máximo para la familia. Lorelai se rebela: corta la relación con sus padres, con su novio Chris, se muda a Stars Hollow y cría a su hija Rory sola, trabajando en un pequeño hotel.
La serie arranca cuando Rory tiene 16 años. Es brillante, estudiosa, feminista light, responsable y adorada por todo el pueblo, que no dejan de halagar su perfección. Su sueño es estudiar periodismo en Harvard. Pero la realidad económica aprieta, así que Lorelai recurre a sus padres para que financien un instituto privado de élite. Como en estas familias todo es transaccional, el acuerdo tendrá un precio: Cenas familiares todos los viernes para retomar la relación. Ahí comienza el gran juego de tensiones y la trama de Gilmore Girls.
Rory arranca como la adolescente modélica que cualquiera querría tener como hija. Pero poco a poco, temporada tras temporada, como consecuencia de la relación con sus abuelos ricos, vemos cómo se transforma en alguien muy distinto: caprichosa, egocéntrica, pija, cruel, egoísta y profundamente hipócrita. Lo que internet bautizó como “la caída de Rory”.
Al principio son pequeños gestos: aceptar con una sonrisa el sueño machista de su primer novio de ser la novia-ama de casa por un día, o aprovecharse de privilegios familiares mientras reniega de ellos en público. Pero luego viene todo lo demás: vivir mantenida en la casa de invitados de sus abuelos, integrarse en sociedades elitistas a las que pertenece la abuela Emily, estudiar en Yale porque allí estudió el abuelo Richard, conseguir unas prácticas laborales gracias al padre de su novio pijo, robar un yate... Rory pasa de ser la outsider de origen humilde a convertirse en parte del mismo engranaje del que supuestamente huían ella y su madre.
Y lo más irritante: la serie nunca presenta a Rory como lo que es. Nos la venden como la chica perfecta que comete algunos errores pero sigue siendo adorable, cuando en realidad su arco está lleno de egoísmo y contradicciones. Solo Logan, su novio universitario (otro pijo, pero con más autoconciencia), le dirá a la cara lo que nadie más se atreve: que ya no es la hija de Lorelai, y que acepte que no es sino una más de la élite.
Mientras tanto, la narrativa oficial la seguía mostrando como un ser angelical. Y ahí creo que está el fallo de la serie: no en que Rory sea imperfecta (eso sería realista e interesante), sino en que no se atreven a retratarla honestamente como lo que es: una niña privilegiada que nunca supo asumir las consecuencias de sus actos. Hasta que...
Años después, con la vuelta de la creadora original de la serie, llega A Year in the Life. Rory tiene 32 años, la misma edad que su madre al inicio. Su situación es un desastre: Para sorpresa de nadie, ha fracasado en su trabajo, mantiene una relación con un novio al que ignora y le engaña con su ex Logan, que está comprometido con otra mujer. Rory, la perfecta, la que lo tenía todo, ha fracasado y está completamente perdida.
Es entonces cuando Jess, otro de sus ex y el personaje que más positivamente evoluciona de toda la serie, le señala el camino: escribir un libro sobre Lorelai. La ironía es brutal: Para encontrar su camino, Rory necesita mirar hacia su madre, la misma que siempre intentó diferenciarse de la abuela Emily y del privilegio de la familia Gilmore.
El final, con Rory embarazada y repitiendo la historia de su madre, es quizá lo más brillante que tiene la serie: el círculo se cierra (Logan será el Chris de Rory, y Jess se convertirá en su Luke) y, por fin, Rory madurará siguiendo el ejemplo correcto.
Para mí, Gilmore Girls no es la entrañable serie otoñal de tazas de café infinitas y diálogos veloces, el confort show definitivo que nos quiere vender nostalgia. Es una muestra (creo que un tanto inconsciente) de cómo la clase, el privilegio y la hipocresía atraviesan las relaciones familiares y personales.
Y Rory, lejos de ser la heroína perfecta, es el ejemplo de cómo alguien puede pasar de ser una joven prometedora a una adulta incapaz de madurar, precisamente por crecer en un colchón de privilegios.
Lo confieso: la serie me pareció larga, aburrida y llena de personajes insufribles. Pero el retrato de Rory como “caída en cámara lenta” tiene más miga de la que la muchos le atribuyen.
👉 Y tú: ¿eres del “team Rory”? ¿Crees que el análisis de clase está presente en la serie o que muestra estos hechos objetivamente sin conciencia real de ello?
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